Las ansias de huir. Notas sobre Innocence de Lucile Hadzihalilovic

En el cuarto de juegos, un grupo de seis niñas vestidas con uniforme blanco rodean un ataúd con una estrella calada en el frente. La mayor es la responsable de abrir la tapa con una llave, dentro la pequeña Iris abre los ojos. El ritual de llegada se completa con el intercambio de cintas de colores que las chicas llevan en el pelo, las hay rojo, violeta, verde, amarillo, naranja, azul, turquesa. A Iris, la más pequeña le corresponde el color rojo, a Bianca el violeta por ser la mayor. Fuera, en el bosque que rodea la casa hay un entramado subterráneo de túneles oscuros y húmedos que desembocan en una puerta con el número tres, lámparas que por la noche se encienden señalando el camino y una oscura sala de teatro a la que se accede ingresando a través de un reloj de pie.

En Innocence (2004)- adaptación del texto de Franck Wedekind “Mine Ha-Ha. La educación corporal de las niñas" - Lucile Hadzihalilovic construye una atmósfera misteriosa e inquietante que provoca una fuerte sensación de extrañamiento. Sus niñas sin saberlo parecen dialogar con las niñas de la escritora argentina Silvina Ocampo: niñas que escapan, niñas que se accidentan y niñas que deciden morir. A lo largo de los años la directora ha creado una filmografía de pocos títulos, pero de tal coherencia narrativa y estética que parecen formar parte de una serie que se sumerge en el universo infantil para revelar sus aspectos más oscuros. Niñxs y adolescentes que experimentan la crueldad del mundo adulto, que habitan en rígidas instituciones- internados, hospitales- y experimentan sentimientos de soledad, profunda tristeza y abandono.

I.El bosque y el muro

La casa y la escuela donde las niñas toman clases de biología y danza están rodeadas por un gran bosque. Lo único que limita esa naturaleza desbordante es un alto muro, allí entre las hiedras las niñas esconden dibujos y piden deseos. La naturaleza en el universo creado por Hadzihalilovic se vuelve protagonista. Los cambios en el paisaje a medida que suceden las estaciones parecen referirse también al crecimiento de las niñas, a sus cambios físicos.

Los colores brillantes, el verde envolvente, los juegos con cintas y aros que las niñas practican entre los árboles parecen propios de un cuento infantil. Sin embargo, ese universo en apariencia luminoso está habitado por secretos y pequeñas y grandes crueldades. Hay un mundo subterráneo debajo del verde, un mundo de túneles oscuros que conducen al mundo exterior y que están vedados, inaccesibles para las niñas. Las construcciones realizadas por los hombres- la muralla que delimita el limite del bosque, las rejillas escondidas entre la vegetación, las luces eléctricas en los caminos- se vuelven en todos los casos mecanismos de control, y contrastan fuertemente con el hábitat natural. Los relojes también cumplen una función similar con su constante tic-tac, la planificación del tiempo será un elemento central para organizar el mundo que habitan las niñas. La práctica de la danza también será otro modo de disciplinar a los cuerpos, “la obediencia es la única forma de acceder a la felicidad” dice a Iris la profesora de danza.

El internado de Hadzihalilovic es singular porque está construido a partir de un mundo luminoso, en apariencia apacible, donde el arte y la naturaleza son una presencia constante en el mundo infantil. Sin embargo, los silencios y las zonas oscuras comienzan a mostrar la fisura de ese mundo en apariencia armonioso y delicado. Queda expuesta la dureza y el dolor detrás de lo que se presenta como etéreo y grácil. La cámara de Hadzihalilovic por momentos se suelta y sigue los movimientos fluidos de las niñas, algo propio de la emoción y de los juegos infantiles para luego contrastar aquellos momentos de libertad con una puesta de cámara más estática y precisa, como si quisiera señalarnos que las niñas habitan ambos mundos: el del juego y el de las rígidas normas de las instituciones.

II. Preguntas sin respuestas

Recién llegada Iris pregunta por su hermanito, pero no obtiene respuesta. Finalmente se anima a decir “Alguien me buscará” Bianca dice “No”. La llegada de las niñas y su vida previa estarán rodeadas de misterio. El pasado y el afuera son dos dimensiones vedadas para las niñas en todo momento. Está fuertemente prohibido salir de los muros que rodean el bosque, quien se atreva a intentarlo será castigada y permanecerá para siempre en la escuela. Entonces: ¿las mujeres que cuidan la casa y alimentan a las niñas fueron internas que intentaron escapar? ¿Las maestras aún están allí a modo de castigo? ¿Es verdad que la maestra de biología ahora tiene dificultades para caminar porque fue duramente castigada luego de intentar saltar el muro?

Algunos de estos interrogantes son enunciados por las niñas y muchos otros ocurrirán en la manete del espectadxr. La bruma parece nublar la posibilidad de respuestas. El misterio jamás será develado. Es el temor el que educa, es el silencio el que permitirá que la institución continué en funcionamiento. Las niñas mayores son las encargas de transmitir sus experiencias a las menores, las que enseñarán a habitar ese mundo, las que se volverán una figura materna para las más pequeñas. Son las niñas de cintas violetas las que bailarán con alas de mariposas porque su ciclo en la escuela está por terminar y porque están ingresando en la pubertad. Son las niñas de moños rojos, las recién llegadas en ataúdes, las que comenzarán una lenta metamorfosis y luego de mucho trabajo finalmente se convertirán también en bellas mariposas.

Muchas niñas temen lo que pueda haber fuera del muro, las más grandes se preguntan por lo que vendrá luego del fin del ciclo. Bianca recibe unas toallitas higiénicas porque pronto comenzará a sangrar y al subirse al vagón de un tren oscuro experimenta angustia ante lo desconocido. El crecimiento de las niñas parece acompañar el cambio de las estaciones, los colores del bosque y sus sonidos.

Pero también hay niñas que experimentan otro tipo de sufrimiento, niñas que se sienten atrapadas detrás de aquellos muros y deciden saltarlos o subirse a un bote que pronto se llenará de agua y dejarse arrastrar hasta el fondo del lago. Hay dos niñas rebeldes. Una muy pequeña de moños rojos llamada Laura. Desde el comienzo se percibe que quiere escapar, su mirada siempre está algo ausente como si mirara aquello que dejó detrás. Laura se sube a un bote, la cámara de Hadzihalilovic se hunde antes que la niña. Al igual que en la escena inicial de la película el agua y su movimiento violento ocupará toda la imagen. Las niñas parecen llegar desde el agua y despedirse de la misma manera. Laura nuevamente está en un ataúd, pero esta vez no despertará. Algo parece quebrarse en el interior de la profesora de danza, parece querer volver a escapar.

Alice es una niña que lleva moños azules, lo que más desea es ser elegida por la directora que equivale a salir antes de tiempo de la escuela. Sus movimientos de baile son muy bellos, pero finalmente otra niña es elegida en su lugar. Alice no se levanta de su cama durante días, cuando lo hace será para trepar sobre el muro y saltar. Nunca se sabrá nada más de ella, en la escuela prohíben volver a mencionarla. Hadzihalilovic en una entrevista señala que se propuso jamás filmar el cielo para lograr una sensación de encierro incluso en el exterior. Si observamos con atención esta premisa se cumple con rigurosidad salvo en un único momento. El momento en que Alice angustiada en su cama observa a través de la venta, por primera y única vez veremos un invernal cielo nublado, el deseo de Alice, las ansias de huir se vuelve imagen. Quizás este detalle sintetice la sutiliza de la mirada de Hadzihalilovic y su capacidad de transmitir sensaciones únicamente a través de la imagen sin necesidad de recurrir a la palabra.

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Innocence nos sumerge en el lado más desolador del universo infantil, aquel donde se despliegan grandes temores y angustias. Un universo que también está atravesado por el silencio, por aquello que aún no puede ser verbalizado. Hadzihalilovic crea una película atmosférica donde trabaja con sutileza y precisión las imágenes y los sonidos de un mundo enrarecido y misterioso.