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El problema de los tres cuerpos: Una aproximación a la ciencia detrás de la ficción

El problema de los tres cuerpos:

Una aproximación a la ciencia detrás de la ficción

por Gastón Siriczman

'El problema de los 3 cuerpos' prepara su estreno en Netflix con un épico tráiler

El contacto extraterrestre, el gran tema. La literatura, el cine y la televisión fueron a beber de esas aguas y hasta tuvieron una transversalidad generosa, prestándose argumentos, personajes o sagas completas.

La mayoría de esas producciones vinieron de la desconfianza y la paranoia humana que, al proyectar sus propias miserias y violencias, terminaron creando encuentros catastróficos o directamente apocalípticos. A modo de ejemplo podemos mencionar “Día de la independencia”, “La guerra de los mundos”, “Cloverfield” o “Alien”. Pero a no desesperar que a vuelta de página está el otro bando, el de los optimistas, gente de fe que supone que esas inteligencias de otros mundos llegaron donde llegaron gracias a una evolución pacífica. En esa lista entran otras grandes películas como “La llegada”, “ET”, “Contacto” o “El abismo”.

En el medio, la zona gris, nos quedan las historias, más ambiguas, de primeros contactos fallidos, algo sucios y lejanos de cualquier utopía como “La amenaza de Andrómeda” o “Distrito 9”.

Lo cierto es que la Ciencia Ficción creció a partir de esos tópicos y nos dejó algunas de sus mejores obras y autores que hoy ya son parte del canon de la historia del cine.

Hoy la CF vuelve a estar sobre la mesa gracias a la excelente adaptación que hace Netflix de una de las mejores trilogías de novelas del género de este siglo: “El problema de los tres cuerpos”, del autor chino Cixin Liu. La tarea de trasladar el complejo argumento al formato de serie presentaba al menos dos grandes dificultades: en primer lugar narrar una historia que sucede en un contexto social y político del que en occidente sabemos bien poco, la llamada Revolución Cultural China. Mientras que por otro lado la novela se toma todo el tiempo necesario para desarrollar planteos científicos que explican los principios físicos y matemáticos que sostienen el argumento. Y debo reconocer que, ante esos dos problemas, la dupla de David Benioff y D. B. Weiss, que ya habían hecho juntos la adaptación de Game of Thrones, salieron muy bien parados. El resultado es un relato que se ajusta a las complejidades de los distintos tiempos y espacios narrativos y sin quedar empantanado en el proceso histórico o las explicaciones científicas.

La famosa Ecuación de Drake

La Ecuación de Drake

Al igual que Arthur C. Clarke, Asimov o Andy Weir, Cixin Liu es un exponente contemporáneo de la Ciencia Ficción Dura, esa sub-rama en la que la ciencia tiene tanto peso como la ficción y en sus especulaciones todo tiene que estar anclado a lo teóricamente posible.

Es por eso que este artículo no nos referiremos a los aspectos argumentales o filosóficos de la serie, sino a los dos planteos que están presentes en el relato y que son la base de su marco teórico científico.

Ya en los primeros capítulos los protagonistas mencionan una de las conjeturas más interesantes que ha dejado el siglo veinte y que ha servido de justificación para imaginar la existencia de cientos de civilizaciones más allá de nuestro planeta: La Ecuación de Drake. Vamos a ver de qué se trata. Frank Drake fue un pionero en esto de intentar un contacto con otras formas de vida en proyectos como el Instituto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre). A principios de los años sesenta, Drake elaboró una fórmula que permitía calcular cuántas civilizaciones extraterrestres podía haber en nuestra galaxia con la tecnología para comunicarse con nosotros. La ecuación partía de los cientos de miles de estrellas de la Vía Láctea y a partir de ahí se empezaba a especular con algunas cifras: de esas estrellas cuántas tenían planetas, de esos planetas cuántos serían propicios para la vida, cuántos de esos seres vivos desarrollarían inteligencia y cuántos de ellos alcanzarían el suficiente desarrollo para crear receptores y transmisores de señales de radio. El resultado de esa multiplicación era un número concreto de civilizaciones como la nuestra o más avanzadas. Cuando se le preguntaba a Drake, que falleció hace dos años, cuál era el número que obtenía, él decía que ese valor cambiaba cada vez que lo pensaba, pero que estaba alrededor del diez mil. Diez mil mundos, solo en nuestra galaxia, con la inteligencia suficiente para intercambiar mensajes con nosotros. La cifra es inmensa y nos deja un fecundo caldo donde cultivar maravillosas historias.

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Fermi y su paradoja

Pero no todos eran tan optimistas como Drake y en la serie también se trae a cuento una famosa paradoja. Mientras trabajaba en el Proyecto Manhattan, el físico italiano Enrico Fermi se preguntó: Si hay tantos millones de planetas con el potencial para desarrollar civilizaciones inteligentes ¿Dónde están? ¿Por qué no hemos detectado ninguna señal, ningún vestigio de su existencia, como sondas, naves o transmisiones? ¿Dónde está todo el mundo?

La paradoja que planteó Fermi se podría sintetizar de la siguiente manera: hay una muy alta probabilidad de que exista vida extraterrestre con desarrollo científico, sin embargo, no tenemos ninguna evidencia de ella. Científicos y autores de ficción intentan desde entonces dar respuesta a esta incongruencia cósmica. Las explicaciones son variadas y van desde las limitaciones de nuestros recursos, es decir: estamos buscando mal y escuchando donde no hay nada para escuchar; hasta la respuesta más terrible de todas: no escuchamos nada porque allá afuera no hay nadie. Estamos completamente solos en el universo. Estas opciones nos llevan directamente a una cita del mítico científico y divulgador Carl Sagan que decía: “A veces creo que hay vida en otros planetas y a veces creo que no. En cualquiera de los dos casos, la conclusión es asombrosa.”

Por supuesto que en la serie aparecen otros temas que involucran conceptos científicos, como el Problema de los Tres Cuerpos que da nombre a la saga, o el entrelazamiento cuántico que permite la comunicación a una velocidad mayor que la de la luz. Son temas centrales para la trama y bastante más complejos que los planteados en este artículo, pero que podemos intentar abordar en un futuro.

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