Microcrítica: Samurái de ojos azules
de Gastón Siriczman
Netflix vuelve a apostar a la animación y vuelve a acertar, como ya lo había hecho con películas de Guillermo del Toro o de Henry Selick.
La serie es un homenaje al cine clásico de samuráis. Toda la épica, la filosofía y los valores éticos de estos guerreros son conocidos en occidente gracias a, entre otras, las obras de Kurosawa y el rostro de Toshiro Mifune. Sin embargo ese es apenas el punto de partida, ya que mientras tiene un pie bien asentado en los relatos clásicos, el otro explora territorios mucho más contemporáneos como es el universo gamer con la estética propia de un animé.
A lo largo de ocho capítulos seguiremos a Mizu, joven mestizo, producto de la violación de un hombre blanco a una mujer japonesa, que se preparará obsesivamente para enfrentarse y dar muerte a su padre en el contexto del japón del siglo diecisiete. Como en todo buen relato clásico, no faltan las figuras del maestro, del ayudante y de un antagonista feroz.
Una mirada superficial podría simplificar que esta es una historia de venganza. Y lo es, a no dudarlo, pero detrás de esa trama principal hay una multiplicidad de capas que nos permitirán otras lecturas, como los prejuicios raciales o los roles de las mujeres en las sociedades patriarcales. Y en el camino hacia esa venganza, el protagonista irá haciendo su propio camino introspectivo en busca de sí mismo.
El relato no es lineal, y para ir y venir en el tiempo los realizadores se valen de recursos visuales y narrativos muy dinámicos y originales, permitiéndose salir de los conceptos estéticos que rigen a la serie. Las batallas son épicas y no se ahorran las imágenes explícitas. Desde el primer capítulo se promete sangre y sangre habrá.
Así como mencioné al principio el anclaje a obras clásicas, es imposible no encontrar referencias a las Kill Bill de Tarantino. El homenaje incluso llega a ser explícito cuando en una de las batallas suena Battle Without Honor or Humanity.
De los actores de voz destaco dos nombres trascendentes: Kenneth Branagh y el mítico actor de Star Trek George Takei.
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