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El presentador leía la primera línea de un poema. Luego, las celebridades tuvieron que escribir en secreto una palabra que pudiera rimar en una segunda línea de ese poema. El concursante daría su propia palabra y luego vería cuántas celebridades coincidían con su palabra y recibiría los puntos en consecuencia. Finalmente, el concursante podría elegir una de las celebridades correspondientes para crear una segunda línea real para el poema. Esto era a menudo obsceno.