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La reina Isabel II era una mujer atada por su deber al Reino Unido. Como la monarca con el reinado más largo en la historia británica, la difunta Reina puso su propia vida en espera, asegurándose de poner al país en primer lugar, siendo la única constante en la vida de todos durante más de 70 años. Durante 50 de esos años, la Reina Madre estuvo a su lado. Un símbolo de la familia real moderna, Elizabeth Bowes-Lyon saltó al ojo público después de casarse con el futuro rey cuando tenía solo 23 años. Durante el resto de su vida, durante la guerra y la paz, a través del amor y el dolor, la propia reina madre el sentido del deber y el optimismo ofrecerían estabilidad tanto a la monarquía como al país al que servía. Estas características perdurarían a través de su hija, la reina Isabel II, lo que sin duda influiría en su largo y próspero reinado.