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El diálogo River y Beeja intercambian, al principio a través de una radio de transistores, "los árboles se comunican a una frecuencia de 220 Hz", ofrece una visión de las conexiones entre el niño y el árbol, a través del cuidado ancestral, el aliento que intercambian y los recuerdos específicos del sitio que comparten. -crear. Toca temas de colonialismo, cultivo y criollización, apoyándose en la reciprocidad, el conocimiento intergeneracional e interespecífico que se obtiene a través de la comunicación. El hueco en forma de crisálida del árbol se convierte en un entorno inmersivo para la escucha profunda, la narración cuántica, la exploración, el pensamiento mágico y la metamorfosis. El tiempo que se pasa allí permite el florecimiento de un tipo diferente de interconexión, donde un ser que ingresa, física o espiritualmente, nunca es el mismo cuando se va, incrustado para siempre con una semilla de intención y propósito.