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Cuatro paredes, un techo, una puerta cerrada. El director Adrián Erre y la colaboradora Mariona Botella, que concibieron la idea original, imaginan un espacio en el que nuestros deseos y fantasías -ser, sin compromiso, nosotros mismos- puedan realizarse. En esta divertida y ficticia película, el único personaje, Max, se queda en casa exactamente para hacer lo que quiere hacer, vestirse con la ropa y el maquillaje de su madre, mientras expresa sus miedos, ilusiones y aspiraciones físicas y mentales.