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La confesión es un aspecto fundamental del crecimiento personal y la renovación espiritual. Si bien admitir nuestros errores nunca es fácil, cuando llegamos al punto en que los efectos son inconfundibles, cuando el resultado es que las cosas se rompen a nuestro alrededor y nuestra alma se rompe, la confesión es el único camino hacia la transformación y, en última instancia, la curación. El Salmo 51 es un pasaje poderoso que ha resonado en los corazones durante miles de años debido a su desesperación, audacia y honestidad brutal. Muchos de nosotros hemos estado donde está David, sumidos en un lío creado por nosotros mismos, y anhelando volver al principio. Esta oración, junto con la metáfora de un mueble roto que se vuelve a armar, es una invitación a la confesión ya nuestro proceso personal de restauración. Es un recordatorio de que nuestro quebrantamiento puede repararse a través del perdón.