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Miyabi perdió a su única hija en un accidente. Tras la muerte de su hija, se divorció. Ahora trabaja como prostituta y vive con su nuevo novio. Un día, conoce a un cliente extraño que le pide que le deje tomar una fotografía de su columna. Ella hace lo que el hombre le dice y le deja tomarle una foto, pero él luego le pide una foto de sus pies. Desde entonces, el hombre ha estado tomando fotografías de Miyabi todo el tiempo. Entonces, un día, cuando Miyabi está en casa, le sorprende la sensación de una pequeña mano acariciando su pierna. Intuye que se trata de su hija muerta y se da cuenta de que cada vez que se fotografía un órgano, esa parte del cuerpo podrá percibir el espíritu de su hija. La última parte que queda de su cuerpo son sus ojos. La historia de la pérdida de un individuo conduce finalmente al colapso de una sociedad.