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En junio de 1982, el cuerpo de Roberto Calvi, apodado el banquero de Dios, fue encontrado colgado del puente Blackfriars. Las investigaciones vincularon su muerte directamente con el Banco del Vaticano, la mafia y Propaganda Due, una logia masónica clandestina. La codicia, la corrupción, la explotación, el asesinato, todo al descubierto. Sin embargo, no hay rendición de cuentas. No entonces, no ahora. Cuarenta años después de que el asesinato de Roberto Calvi expusiera la corrupción que impregnaba los niveles superiores de la Iglesia Católica, lo mismo se está revelando hoy en el Vaticano. "Además, esta corrupción aparentemente está en todas partes, con el gobierno del Reino Unido, los oligarcas rusos y el Partido Republicano de los Estados Unidos como ejemplos principales. A través de In the Name of Clericalism, quiero sacar todo esto a la luz".