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un acto de amor,el retrato de un pintor,una oda a la vida...Tuvimos el día bonsoir es todas estas cosas."Es en el sonido de un final que se toca la música de los vivos,de los que somos todos,dondequiera que estemos presentes,una nota inventada.Estas son las palabras de Narimane Mari para describir la película realizada en homenaje a su difunta pareja,el pintor Michel Hass.A medida que las notas de Amor Amor de Norie Paramor resuenan en las imágenes iniciales (agua iluminada por el crepúsculo), los nombres se desplazan por la pantalla,los nombres de las personas,vivo o muerto,desconocido o bien conocido,cuya presencia y voces pueblan esta película cósmica.Mari reúne fragmentos de vida recogidos a lo largo de los años,durante las películas o deambulando por las calles,y los hace bailar con las imágenes de su cómplice.La mirada traviesa de Michel Haas se hace eco de las de los extraños recogidos en un bulevar parisino,y su cuerpo mientras trabaja con los cuerpos de los niños de Loubia Hamra bañándose en el Mediterráneo,su tierno discurso por la lánguida voz de Elvis Presley.De este modo,Mari continúa la conversación del pintor con el mundo.Ella construye un refugio para albergar a sus criaturas,animales esculpidos y otros personajes hechos de papel,dejándolos cohabitar con sus compañeros de vida,en el pensamiento y en la música.Entre los silencios,espacios para el recuerdo,se filtra la brisa de las palabras de los gestos amorosos, recordando recuerdos felices,llamándose unos a otros para describirlos,contándolos en mensajes de voz.El director crea así un diálogo íntimo que va más allá de la muerte,realzar la operación poética superponiendo algunas de las palabras a la imagen como subtítulos o expuestas como poemas,como las notas de una partitura musical que cantan la música de los vivos.una verdadera canción de amor,Tuvimos las ofertas del día bonsoir gracias a la exuberante vitalidad de Michel Haas,una fuente inagotable de vida para Narimane Mari y para nosotros.