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En los últimos 30 años, Yosef Hurriye ha trabajado en el caótico taller de relojería que heredó de su padre. Yosef era el genio del pueblo, pero su ciudad natal no era lugar para niños genios; Hoy tiene 60 años, con deudas crecientes y elecciones locales que se avecinan, decide que es el momento. Contra todo pronóstico, decide postularse para el cargo como partido de un solo hombre, para corregir errores y darle un futuro a Kiryat Malachi. Pero todavía hay un obstáculo más: recibir la bendición Víctor de su padre. El viaje de Yosef está acompañado por cantantes, músicos y bailarines - un "Coro Griego" Ellos le dan a Yosef y al pueblo una identidad musical, despertándolo de su coma, convirtiéndolo momentáneamente en su ciudad gemela - Los Ángeles. Tal vez Yosef algún día lo haga realidad.