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A Hilde, de 57 años, le gusta marcar la dirección, tanto en su familia como en su trabajo.Por eso a ella le importafracasó con su propio restaurante hace años.Ahora está haciendo su enésimo nuevo comienzo en la cadena de hamburguesas Quincy's,permanece fiel a sí misma: sólo se apega a las reglas,que ella encuentra útil.Como Hilde del gerente de la sucursal,su propio hijo Tommie es despedidopone todo en una sola tarjeta: junto con sus dos amigas,ya la tenía en el equipo como encargada de cantina en tiempos de la RDA,A Hilde le gustaría hacerse cargo de la casa de deportes y ofrecer allí albóndigas caseras, nada de hamburguesas ordinarias,sino "McLenBurger".Su hijo,quien, como patrocinador principal, subvenciona al club y en secreto incluso subvenciona a su padre Ronnie como entrenador juvenil,no puede aceptar la competencia dentro de su propia familia.y se preocupaque su mama vuelve a fallarporque les sobra energía,pero poca visión para los negocios.Para Hilde, sin embargo, no hay vuelta atrás.