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Leerbeutel intenta en vano recaudar dinero para pagar el plazo. Junto a su compañera en el arte del fraude, Pernille, inicia una broma, para que los mercaderes del pueblo crean que un simple campesino es en realidad un distinguido conde con el propio Leerbeutel en el papel de cortesano. Con este título, los comerciantes de la ciudad ahora son mucho más benévolos al prestarle dinero y objetos de valor. El niño campesino asume el papel sin sospecharlo, pero hay una factura que pagar. Adaptación televisiva de la comedia de Holberg de 1751.