Punta Tacón

Salva está tan cansado de escuchar las amenazas de su madre que, para no gastar el dinero que gana como comerciante en pagar la hipoteca, decide atropellarla. Una vez libre para pagar el anticipo del auto de sus sueños, se arrepiente de haber visitado a su madre en coma. Su amigo Abel, un tipo de dudosa reputación, le ayudará a encontrar una solución al lío.