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Desde la resolución exitosa del caso de David Brown hace un año, Sherlock, la IA, ha ido viento en popa. Apodado 'The Intextigator' en las redes sociales, el inteligente chatbot del Servicio de Policía de Toronto está a punto de enfrentar su prueba de fuego. La preciada pintura de la galería de arte local acaba de ser robada y la detective Leah Strade ya está en el caso. Con apuestas relativamente bajas, la policía de Toronto le pide a Sherlock que investigue el robo de arte de forma independiente en un experimento único. Leah y Sherlock examinan las coloridas piezas de arte y el personal aún más vibrante de la galería en un intento por recuperar la pintura. La primera se basa en sus sentidos y en el trabajo policial convencional, mientras que la IA tiene su propio enfoque, que es indiferente a la estética del entorno. ¿Sus diferentes caminos los llevarán a las mismas conclusiones? ¿Puede haber espacio para ambos enfoques después de todo?