On demande un mannequin (1924)

La Sra. Trouille es propietaria de un bar de mala muerte donde su dulce hija Eugenie se siente bastante infeliz. Este último decide irse de casa y un vendedor de Driscoll, una elegante tienda de alta costura, lo encuentra en un banco de los Campos Elíseos. El vendedor se ofrece a presentarle a Eugenie al gerente para que pueda conseguir un trabajo como modelo. Eugenie es contratada y se le pide que cambie su nombre a Nicole. Le escribe a su madre para contarle su buena fortuna. La Sra. Trouille irrumpe en la oficina del gerente para exigir que le devuelvan a su hija, pero pronto da su consentimiento de todo corazón cuando su hija le dice que le enviará una asignación gracias a ese trabajo. El famoso pintor Maurice Lacroix, que acompañó a su amante a Driscoll's para comprar vestidos, comenta a Nicole y se arma de valor para invitarla a cenar al Claridge. Los dos se enamoran.