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Se les enseñó que debían hablar solo por sus decisiones, mantener la distancia, participar en la vida pública con moderación. Pero la ética profesional también les obligó a defender con valentía la independencia judicial. Kacper Lisowski e Iwona Harris dedicaron su película a aquellos jueces polacos que escucharon la voz de la ética en los tiempos del ataque a los tribunales libres. En poco tiempo, Igor Tuleya, Waldemar Zurek, Dorota Zabludowska y otros héroes de la película renacieron como jueces-ciudadanos que, junto a fiscales independientes, abogados y sociedad civil, defienden nuestro derecho a tribunales independientes.