O silêncio da noite é que tem sido testemunha das minhas amarguras (2018)

En una región del interior, en la frontera entre Pernambucano y Paraíba, hay un fenómeno curioso. Las personas nacen, viven y mueren poetas, viviendo día a día con el arte de la rima, no arraigada en la vida cotidiana de la población, que perpetúa la tradición a lo largo de generaciones. Los versos de métrica exigente se combinan con recitadores, sonetistas, cantantes, violas e improvisación. Además de Severina Branca, cuya noche es quien ha sido testigo de su amargura.