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La funeraria de cincuenta años se estaba desmoronando. Para salvar su empresa, Chang, el dueño de la funeraria, decidió hacer un video comercial. Debido a la falta de equipo, Chang tuvo que hacerse el muerto para el video. Comenzó el rodaje comercial; sin embargo, el cáncer fatal en etapa final llegó a Chang al mismo tiempo. Chang se metió en un ataúd, mientras practicaba su propio funeral hasta el final de la vida, su destino se había mostrado poco a poco.