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Inmediatamente después de la guerra, la brigada de ingenieros judíos del ejército británico, Solel Boneh, logró poner a salvo a cientos de niños que habían escapado del terror de los campos de exterminio. Durante tres años, de 1945 a 1948, un pequeño pueblo lombardo llamado Selvino se convirtió en su hogar. Huérfanos de sus respectivas familias de origen, perdidos en aquella tragedia, los "hijos de Selvino" poco a poco lograron encontrar momentos de serenidad y retomaron una vida normal. Entre 1946 y 1949, la mayoría de los "hijos de Selvino" fueron abordados en la lancha motora Rondine Enzo Sereni. Casi todo el mundo es bienvenido en Eretz Israel, en los kibbutz Tze'elim y Hanita. Hoy viven allí juntos como una gran familia, replicando su feliz modelo Selvino.