Extreme routine (2018)

Basada en la obra escénica de danza contemporánea del mismo nombre, el concepto visual de esta pieza se basa en los movimientos físicos de la vida cotidiana, resaltados e interrumpidos por un cuarteto de cuerdas, viviendo en los extremos tonales de los rangos instrumentales. Los cuerpos reaccionan y reviven la vida rutinaria en tiempo real, iluminando las luchas simultáneas y la belleza de nuestros ritmos cotidianos. El mundo sonoro de Extreme Routine se compone del contraste entre el silencio, el cuarteto de cuerdas y los sonidos amplificados derivados de los movimientos de los intérpretes y los objetos cotidianos. Impulsadas por una capa adicional de narrativa emocional, las cuerdas juegan un papel tradicional como banda sonora. La fisicalidad de los movimientos de las manos de los artistas también se integra en las líneas de la pieza; como resultado, cada detalle de esta producción debe integrarse en la interpretación.