Fremdenzimmer (2019)

El armario trasero siempre debe permanecer libre. Como una especie de cama y desayuno. Siempre ordenado y disponible en cualquier momento: Herta solo se mudó a Gustl en ese momento bajo esta condición. Porque el niño desaparecido regresa. Algún tiempo. Y de repente se encuentra allí, un hijo pródigo. Pero no es a quien estabas esperando, es a Samir, de 17 años y refugiado sirio. Tal vez por humanidad o sentimentalismo, pero tal vez también por desafío a Gustl, que quiere echar a Samir del apartamento de inmediato, Herta obliga a que el joven se quede. O debe. La llegada de Samir pone en marcha un proceso de reconsideración: la mera presencia del idioma alemán no es suficiente para romper con la estancada cotidianidad de Herta y Gustl y cuestionar su monótona relación.