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El príncipe Lassman deambula de caza. Curiosamente, entra en el manantial del castillo allí mágicamente por el hada madre Cleo como otro deseo absurdamente desinteresado de Helene en un intento desesperado por satisfacer las demandas imposibles de su malvada e ingrata madrastra Gertrud, que espera que Helene sea una esclava en todo tipo de trabajos. Hacen un picnic en el bosque, se enamoran a primera vista y acuerdan encontrarse allí. Sin embargo, el rey insiste en que Lassman debe cumplir la promesa hecha en el nacimiento de la hija de un rey vecino, Josephine, de concluir una alianza por matrimonio, que los herederos solo aprenden ahora. Lassman corre el riesgo de ser repudiado para buscar su verdadero amor, pero descubre que ella se ha ido y Gertrud miente que fue asesinada por ladrones (imaginarios). Con el corazón roto, Lassman acepta su deber político. Helene se aleja, disgustada con Gertrud, y se muda con un viejo rebaño de cabras, que prospera con su ayuda autosuficiente y se vuelve lo suficientemente famosa como costurera como para ser reclutada para el vestido de novia de Josephine. Lassman la ve y busca el amor.