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El padre, a quien siempre le gusta tener su propia libertad, salió como de costumbre, luego Xin-ting se hizo cargo de su madre. Una mañana, Xin-ting se despertaba con el despertador. Luego fue a la habitación de su madre para enviar un mensaje, sacar el esputo y dejarla beber agua. Cuando iba a la escuela, le pedía a la enfermera que cuidara a su mamá. Un día, llegó a su casa una mujer que tenía un leve moretón en la cara. Gritó una y otra vez para buscar a Zhuang Ban-lin. Ese día, Xin-ting tuvo un sueño, soñó que los maestros, los compañeros de clase y los predicadores susurraban sobre el incidente de su padre.