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Los antiinflamatorios inyectables, anticoagulantes, antiinfecciosos, medicamentos contra el cáncer e incluso algodón escasean. Como muchas otras en Francia, la farmacia del hospital de Rennes está constantemente al límite. En las últimas dos décadas, la escasez de medicamentos y productos sanitarios se ha multiplicado por veinte en Europa. Con casi todos los laboratorios afectados, los médicos y los establecimientos de salud se ven obligados a hacer malabarismos con las cuotas para compensar la escasez. Algunos incluso tienen que priorizar a los pacientes en cuanto al acceso a los tratamientos, según baremos establecidos por los laboratorios. En Holanda, las farmacias de los hospitales se han resignado a fabricar las moléculas que les faltan.