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Las penas máximas por transmitir ilegalmente en la radio del Reino Unido son una multa ilimitada y dos años de prisión.Durante tres años, el cineasta siguió a un pequeño grupo de personas de la comunidad de radios piratas de Londres, desde los tejados de las torres hasta los almacenes industriales, preguntando por qué estos jóvenes corren riesgos tan importantes por el bien de la radiodifusión.Jay conoció la radio pirata a la edad de 13 años y abandonó la escena por elección a los 32;nunca fue capturado por las autoridades.Sam Supplier, cuya carrera en la radio pirata fue interrumpida abruptamente por las autoridades en 2008, se quedó con una gran multa y dos años en libertad bajo fianza.Estas historias, entre otras, están salpicadas por conversaciones íntimas con estos experimentados piratas, así como por imágenes de la juventud de hoy, que pasan sus días y noches transmitiendo desde torres de teléfono aisladas y cobertizos sin pretensiones.Ya sea visto como una alternativa a una vida de delitos graves o como una oportunidad para la expresión creativa, la escena de la radio pirata en Londres ha tenido un impacto personal no solo en los personajes explorados en la película, sino también en la cultura juvenil de todo el Reino Unido.Drowned City revela la pasión y la dedicación mostradas por estos individuos anónimos, mientras los vemos servir a sus comunidades a través de actividades ilegales.