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Con la ayuda de algunas superestrellas de las Grandes Ligas de Béisbol, el FBI intenta infiltrarse en una red de falsificaciones que surgió durante la persecución de jonrones de 1998 entre Mark McGwire y Sammy Sosa. Usando cámaras ocultas, agentes encubiertos y escuchas telefónicas, el FBI cree que finalmente pudo haber descubierto al artista más grande del mundo de las firmas falsificadas, que se usaron en recuerdos que se vendieron ilegalmente en todo el país, obteniendo más de $ 100,000,000, la cifra más grande en la historia de los EE. UU. .