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En la primavera de 2013, se descubrió que las albóndigas servidas en los restaurantes de las tiendas IKEA en Europa contenían un ingrediente no anunciado: la carne de caballo. En un corto período de tiempo, se descubrió que había otras compañías globales que vendían productos de carne que contenían hasta un 40% de carne de caballo. La revelación sorprendió a un público desprevenido en todo el mundo, pero no sorprendió a quienes trabajan en industrias relacionadas con los caballos, que están al tanto de una tubería subterránea inquietante de la que la mayoría de los demás aún desconocen. Kill Pen expone este hecho que contribuyó al "Horsegate" de Europa, que lleva la carne de caballo potencialmente tóxica a los suministros de alimentos de todo el mundo, a veces enmascarados en productos 100% de carne de res. En última instancia, Kill Pen hace las preguntas esenciales: ¿Deberían los caballos de nuestra nación ser sacrificados para el consumo humano? ¿Son las fuerzas económicas y políticas que impulsan el oleoducto demasiado fuertes? Y ... ¿Seguro que sabes lo que estás comiendo?