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Italia está bajo ataque. El invasor no es un estado extranjero. El enemigo es difícil de identificar, pero su presencia en territorio italiano ya está tan extendida y arraigada que fácilmente puede ser tomado por un aliado. Es el juego legalizado, una máquina perfecta para hacer dinero que solo el año pasado sacó 100 mil millones de euros de los bolsillos de los italianos. Un impuesto invisible, pagado voluntariamente. Un impuesto al pueblo. Es un círculo vicioso que tiene facetas económicas, políticas, mediáticas y culturales, todas adaptadas a un único fin primordial: el lucro. Pero las personas que ganan dinero son muy pocas, mientras que las que enfrentan dificultades y pobreza son muchas. Porque una cosa es segura: lo único que se puede ganar en los juegos de azar es ejecutar el juego.