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Una chica de diecisiete años vive sola en un luminoso dormitorio abuhardillado.Su padre la cuida desde un pequeño pueblo a unas millas de distancia,donde vive solo.Es verano y muy,muy caliente.La luz clara y brillante de Apulia acompaña a esta joven en sus vacaciones de verano.Cierto alivio proviene de las duchas frecuentes.A menudo se para en la ventana con el pelo mojado,y mira como lo hacía cuando era niña y disfrutaba mirando por las ventanas o aprendiendo en las barandillas de los balcones.Ella ama a sus ojos por lo que pueden obtener, pero sobre todo por lo que pueden dar,a sus seres queridos o a las personas con las que se encuentra,como el anciano inválido que acepta sus cuidados y compañía.Por la noche para ganar algo de dinero de bolsillo,trabaja como camarera en un pequeño pub donde conoce a un fotógrafo que le permite recordar a su madre, recientemente fallecida, y estimular su amor por la fotografía.Es por eso que algunas fotos se insertan repentinamente en la película,como nexo entre la experiencia personal de la niña y el contexto histórico de las últimas décadas convulsas.La niña a pesar de su corta edad,ha comprendido bien la importancia de la observación y captado las precariedades e inestabilidades de los tiempos.Una tarde de septiembre.La niña va a ver a su padre.Toca la puerta pero nadie abre.Saca la llave de su bolso y entra.