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Comienza otro día en la oficina del vendedor de terrenos del cementerio Walter hasta que un Dickson desaliñado ingresa a su sala de presentación. Necesitará dos tumbas profundas. A pesar de sus numerosas interrupciones de llamadas telefónicas, Dickson discute sus opciones de compra y Walter trata de cumplir con los curiosos requisitos de sus nuevos clientes, ya que Dickson revela que su necesidad no es para él mismo, ya que abandonará el área, sino para el entierro de su esposa y la segunda tumba es para ser pequeño y alejado del primero. Walters ofrece sus condolencias pensando que tal vez un niño esté involucrado, pero nuevamente son interrumpidos por otra de las llamadas de la esposa de Dickson antes de que Dickson lo corrija y verifique la disponibilidad y el tiempo de entrega de las tumbas para que pueda ir y cometer su crimen.