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Leonardo, Napoleone, Stendhal y Hemingway provenían de diferentes países, pero en cierto modo todos eran personas de Milán, una ciudad en la que habían vivido intensamente durante mucho tiempo. El duque de Milán, Ludovico Sforza, quería que Leonardo en Milán realizara grandes obras para la ciudad. Así que Leonardo llegó allí en 1492 y se quedó hasta el 1500, realizando obras de arte importantes, edificios e ingeniería como nadie antes. Napoleone se mudó a Milán cuando tenía 27 años. Ya era general, pero en esta ciudad contribuyó a reconstruir parte de ella con nuevas construcciones y monumentos propios del emperador. Henri Beyle, conocido como Stendhal, amaba a Milán. Había vivido allí durante casi 20 años y allí escribió en italiano su propio epitafio: "Qui giace Arrigo Beyle, milanés..."Ernest Hemingway fue herido en el frente italiano en Fossalta del Piave durante la Gran Guerra y luego trasladado a Milán. Allí solía ir al teatro La Scala y al café Cova, pero después de unos meses regresó tristemente a Chicago. Dijo que gracias a Milán se convirtió en Hemingway.