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El 5 de julio de 2016, la policía de Baton Rouge mató a tiros a Alton Sterling mientras yacía en el suelo resistiéndose al arresto. Al día siguiente, Philando Castile fue asesinado a tiros por la policía de Minnesota durante una parada de tráfico de rutina. El primer tiroteo fue filmado por un transeúnte, un miembro del público, y las secuelas del segundo por Diamond Reynolds, un pasajero en el automóvil de Castile. La reacción a estos dos tiroteos varió desde las habituales tonterías de los activistas negros hasta "se lo merecían" en el otro extremo del espectro político. Si bien reconoce que la policía estadounidense está fuera de control, este breve documental rechaza ambas narrativas y propone un remedio simple para disuadir a la depravada indiferencia de estos supuestos servidores públicos de disparar primero y hacer preguntas después.