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Melpomene se vio obligada a dejar atrás los sueños de su juventud y embarcarse en tierras desconocidas, donde descubre una ilustración de la declaración redentora de Dios. Cuando vemos que nuestro mundo se cae a pedazos, al final de una oración hay un nuevo comienzo. El nacimiento de un sueño. El comienzo de un milagro. El cumplimiento de una promesa. El amor lo conquista todo, así como la luz vence la oscuridad que mantuvo fuera de la vista los sueños, el destino y el propósito que Dios nos dio. Nunca se desperdicia nada. La gracia de Dios redime y restaura lo que una vez se perdió.