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Mario Lanza era el tenor más famoso que el mundo haya conocido. Los mejores tenores de la era moderna, Pavarotti, Carreras, Domingo y Bocelli, todos remontan su inspiración a Lanza, que se convirtió en el primer verdadero artista crossover cuando MGM lo convirtió en un ídolo matinee durante la década de 1950 con éxitos de taquilla como The Toast of New Orleans, El Gran Caruso y El Príncipe Estudiantil. Un disco de oro siguió al otro con arias de ópera y éxitos pop como La noche más encantadora del año, Porque, Che Gelida Manina, Golden Days y su balada de autor, Be My Love. Lanza fue idolatrado, pero en diez años su estrella se había quemado y estaba muerto a los treinta y ocho años. Fue el primero en una larga lista de muertes trágicas de estrellas que luchan por vivir con fama y su lado más oscuro. Lanza era una estrella de cine de Hollywood, pero el papel más dramático que jugó fue el del propio Mario Lanza. Era una vida rebosante de fama, pasión, berrinches, éxito, vicios, generosidad y tragedias incomprensibles. Y se reprodujo en una banda sonora de una de las voces de canto más hermosas jamás escuchadas. Esta es la historia de Mario Lanza...