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Janette tiene una enfermedad terminal y quiere morir de forma digna pero las leyes británicas no se lo permiten. Se pone en contacto con la Dra. Erika en Suiza, quien está dispuesta a ayudarla. La distrofia muscular, la enfermedad que padece Janette, ha afectado a su familia durante generaciones. La madre de Janette estuvo atada a una silla de ruedas durante décadas, convirtiéndose en prisionera de su propio cuerpo. Janette se niega a esperar la muerte con un dolor insoportable, por lo que opta por el suicidio asistido por un médico. Antes de emprender su último viaje de Inglaterra a Suiza, tiene que explicar su intención a sus familiares y amigos cercanos. Su hijo Simon también ha heredado esta enfermedad y, por lo tanto, simpatiza mucho más con su decisión que su hermana Bridget. Si no se encuentra una cura para esta enfermedad, se enfrentará al mismo proceso de decisión que su madre. Ambos niños intentan convencer a Janette de posponer su muerte. ¿Somos dueños de nuestra vida o ella nos posee?