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Al final del año, debido a que el jefe no cumplió con el salario, el repartidor que quiere ver a su hijo se retrasó en regresar a casa. Un día, cuando estaba entregando comidas para una mujer soltera que vivía en el área de una villa, asumió erróneamente que no había personas en esa habitación, en una fracción de segundo, se apropió de las pertenencias en la sala de estar. Justo antes de escapar, se topa con un hombre. Después de asustarse el uno con el otro, supieron que ambos son padres. La cruel realidad deja que la mala acción de alguien esté en el lugar que le corresponde, pero la humanidad de las personas es uniforme, lo llamamos bien y el mal es del mismo lugar.