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Cuando cae la noche en la ciudad, un gato se despierta en un pequeño y tranquilo apartamento. Durmió todo el día en la ventana, y ahora comienza su trabajo diario: lavar un tazón, hacer café y componer una canción. Al escuchar el movimiento en la casa, el niño se despierta y con gusto se une al gato. Juntos toman café y buscan rimas para poemas. La alegre compañía se habría quedado así toda la noche, si no los hubieran molestado. Primero aparecen en la cocina los sorprendidos padres del niño, y luego los vecinos con el policía del distrito. Resulta que por la noche necesitas dormir y no componer poesía, para esto hay un día entero.