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San Salvador, 2004. Cristina, una joven muy embarazada, acuesta a dormir a su hijo de tres años, cuando de repente siente dolor. Apenas llega al baño, encuentra sangre en su pierna y se derrumba en el suelo. Cuando se despierta en una cama de hospital, su bebé ya no está y su muñeca está esposada a la cama. Un policía viene a decirle que está bajo arresto por el asesinato de su propio hijo. Christina le grita, incapaz de moverse, exclama que no tenía intención de matar a su bebé y suplica ayuda. En San Salvador, el aborto es ilegal y un aborto espontáneo se considera aborto. Christina espera su sentencia de prisión.