Los vampiros no mueren (1970)

Un giro inusual en la mitología vampírica supone una diferencia importante con la mayoría de las películas: la luz del día no daña a los vampiros. Con esta debilidad eliminada, en el siglo XVI o XVII los vampiros se han convertido en la aristocracia, controlando el gobierno y explotando a los pocos humanos indigentes que quedan como alimento y sirvientes. Un grupo desesperado de humanos elige al joven Jonathan para liderar una misión con la intención de destruir a todos los vampiros, pero los vampiros intentan frustrarlo en todo momento.