Espías para la historia (1977)

A fines de la década de 1940, la inteligencia británica cree que tienen un espía ruso entre ellos. Reducen la lista a unas cinco personas, una de las cuales es Donald Maclean, quien fue asignado a la embajada británica en Washington, D.C., y tenía pleno acceso a los secretos atómicos de Estados Unidos. A medida que construyen lentamente su caso contra Maclean, asignan a Kim Philby a Washington, D.C. como oficial principal de enlace con la C.I.A. Pronto se le une allí un viejo amigo, Guy Burgess. Cuando Philby se entera de que Maclean está a punto de ser arrestado, envía a Burgess para advertirle y ambos desertan a la Unión Soviética. Philby es investigado a fondo y, si bien existe un consenso general de que él también es un espía ruso, no hay pruebas concretas y, al menos públicamente, queda absuelto. Ocho años más tarde, en 1963, Philby también deserta a la Unión Soviética y se revela que ha sido miembro de la KGB. Coronel durante más de veinte años. Basado en hechos reales.