Bezottsovshchina (1977)

Después de la muerte de su esposo, Tamara entregó a su hija Olya a un orfanato y se fue al norte. Allí crea una nueva familia y, años después, vuelve a llamar a la niña madura. Al no encontrar el amor en la casa de su madre, Olga se fue a un sitio de construcción en Siberia con el plomero Roman. Pero las primeras dificultades lo asustaron y la dejó sin saber que Olga estaba esperando un hijo. Ella se queda a vivir con un pariente en la granja colectiva. Unos años más tarde, aparece Roman y se encariña con el niño, sin sospechar que se trata de su hijo.