Confesiones de un sádico (1980)

El tímido y solitario Eric Binford se gana la vida entregando casetes de película y suministros relacionados con la película en Los Ángeles. Pero realmente existe solo para ver películas y sumergirse en fantasías sobre personajes y estrellas cinematográficas. A menudo intimidado y traicionado, Eric se consuela fingiendo ser uno de los muchos héroes y villanos duros que lo han cautivado desde la pantalla grande. Sin embargo, su cordura empeora y lanza asesinatos grotescos, todos inspirados en personajes e incidentes de sus amadas películas. Se le conoce como el Asesino de Celuloide, uno de los asesinos más horribles que la ciudad haya conocido.