Dracula padre e hijo (1976)

Mientras los aldeanos enojados los alejan de su castillo en Transilvania, el Conde Drácula (Christopher Lee) y su hijo Ferdinand (Bernard Ménez) se dirigen al extranjero. El Príncipe de las Tinieblas termina en Londres, Inglaterra, donde se convierte en una estrella de cine de terror explotando su condición de vampiro. Su hijo, mientras tanto, se avergüenza de sus raíces y termina siendo vigilante nocturno en París, Francia, donde se enamora de una chica. Naturalmente, surgen tensiones cuando padre e hijo se reencuentran y a ambos les gusta la misma chica.