Nothing But Lies (1991)

Muriel miente. Miente a sus amigos, a su marido, a su hijo. Ella tiene un amante. Un amante muy discreto, en quien rara vez se confía. ¿Tiene miedo de mentirle también? Esta es una historia: nada más que mentiras. Sin crímenes mayores, sin traiciones reales. Como un jardín bajo la luz de la luna, todo para ella sola. Como si este secreto tuviera el regalo más preciado. Estas transiciones, esta fusión de dos días, dos mundos, donde ella puede inventar su propio mundo. Como si estuviera más enamorada de su amor que de su amante... Muriel miente. Pero ella comienza a darse cuenta de que estas mentiras traen confusión y que quiere más que eso. Quiere huellas, fotografías. Quiere pruebas para poner la realidad y las mentiras en su lugar. Y cuando obtiene esta prueba se la muestra a su esposo, a quien aún ama a pesar de su infidelidad. No como una confesión, sino como un regalo candente.