York State Folks (1915)

Simon Peter Martin es el presidente del pueblo, un hombre que exige obediencia a todos sus deseos. Los dos chocan y el destino de una pareja joven, el hijo de Simon y la sobrina de Myron, está involucrado. El problema surge por un voto de los aldeanos a favor de que el ferrocarril entre al pueblo. El viejo organero se entromete en la política por primera vez y vota por el ferrocarril, por lo que atrae sobre sí la ira del presidente del pueblo, que es constructor de vagones y teme que el ferrocarril arruine su negocio. Deja a su hijo a la deriva por atreverse a enamorarse de la sobrina de su oponente e intenta arruinar al viejo organero. Pero el ferrocarril pasa, el constructor de vagones cede y todo va bien al final. Simon llega a tiempo para bendecir a la joven pareja y renovar su amistad con Myron. El ferrocarril compró su propiedad y lo hizo sentir cómodo de por vida. Myron vende un órgano por una gran suma de dinero, y la amistad de por vida de los ancianos se renueva y todos son felices.