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Mientras su hija Pauline asiste a la escuela en Francia, Emil Cheraud establece una casa de juego de moda en Nueva York. A su regreso, Pauline le ruega a su padre que cierre el establecimiento, y él promete hacerlo esa misma noche a la medianoche, pero cuando entra en su biblioteca poco después de la hora señalada, lo encuentra muerto. Decidida a llevar al asesino ante la justicia, Pauline asume el control de la casa de juego, con la esperanza de atrapar al criminal en una confesión. Se sospecha de tres hombres, todos ellos enamorados de Pauline: uno que le debía una fortuna a su padre; otro que se jactaba de que mataría a un hombre para ganarse su afecto; y un tercero, Jimmie Dreen, cuyo botón del abrigo fue encontrado en la escena del crimen. La evidencia apunta fuertemente a Jimmie, de quien Pauline está enamorada, hasta que Pierre, el sirviente de Emil, confiesa que mató a su empleador al enterarse de que había perdido su trabajo. Muy aliviada, Pauline accede a casarse con Jimmie.