Adoración, Los rastros de la revolución (1928)

El príncipe Orloff y su esposa, la princesa Elena, están en Petrogrado cuando estalla la revolución. El príncipe siente celos de Vladimir y, mientras huye de la multitud, ve a su esposa entrar en la casa de Vladimir. Más tarde, en París, Elena, exiliada, encuentra de repente a su marido sirviendo de camarero en un café de mala muerte. Su único deseo es encontrar y matar a Vladimir. Elena busca a Vladimir para convencerlo de que demuestre su inocencia a su marido, pero Vladimir ve en la situación una oportunidad para satisfacer su propia pasión. En ese momento, Orloff irrumpe entre ellos, medio enloquecido por la bebida y los celos. Hay una escena de gran fuerza en la que la doncella de Elena confiesa que fue ella quien, la noche de la revolución, huyó a la casa de Vladimir envuelta en la capa de la princesa. Evidentemente, se abre el camino hacia el perdón y la reconciliación.