Asesinato por televisión (1935)

James Houghland, inventor de un nuevo método por el cual las señales de televisión pueden enviarse instantáneamente a cualquier parte del mundo, se niega a vender el proceso a las compañías de televisión, quienes luego envían agentes para adquirir el invento de la forma que puedan. En la noche de su transmisión inicial, Houghland es asesinado misteriosamente en medio de su manifestación y le corresponde al jefe de policía Nelson determinar quién es el asesino entre los muchos sospechosos presentes.